UNA ESPOSA VIRTUOSA

Ama a su esposo.

Una esposa cristiana debe amar a su esposo, pero no más de lo que ama a Dios, nadie debe ocupar el lugar de Dios en su vida, ni tu esposo, ni tus hijos, ni tu familia.

Tu primera devoción y tu primer amor deben ser ofrecidos únicamente al Señor.

Debes cuidarte de no hacer de tu esposo un ídolo, al que le dedicas lo mejor de ti y por el cual haces todo. Recuerda que Dios es un Dios celoso (Éxodo 20:4-5).

Se sujeta a su esposo.

El llamado que Pablo le hizo a las mujeres casadas era de sujetarse a sus maridos. Él decía “las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador” (Efesios 5:22-23).

La mujer está llamada a someterse a su esposo como una muestra de reverencia a Dios. Esposas cristianas, debes obedecer primeramente a Dios y Él te pide que respetes a tu esposo, aunque pienses que está equivocado, cuando crees que la decisión que ha tomado no es la correcta, en los desacuerdos y disputas, aun si tu esposo no es creyente. En este sentido es vital apoyar y respetar las decisiones del esposo, porque así mostramos nuestra sujeción primeramente a Dios, que está por encima de nuestro esposo.

 

Ora por su esposo.

La mujer piadosa y sujeta a Dios sabe que ella es la ayuda idónea de su esposo (Génesis 2:18). Y esta función tiene su cumplimiento en gran medida, a través de la ayuda espiritual, más que la emocional.

Por ello es de suma importancia que ores diariamente por tu esposo ya que, mediante la intercesión, lo cubres con la protección y bendición del Señor, incluso si el esposo no es creyente. Hay mucho poder cuando una mujer ora por su marido y por su familia.

 

Respeta a su esposo y se prudente al hablarle.

Es muy importante que seas sabia con las cosas que declaras y las palabras que usas cuando te diriges a tu esposo aún, en los momentos en los cuales sabes que él está equivocado, Dios es abundante en sabiduría y si tú se la pides Él te la dará (Santiago 1:5)

Aún en los momentos de crisis y diferencias debes tener sumo cuidado con tus palabras para que edifiques y no destruyas. Siempre debes conservar la calma recordando que la “blanda respuesta quita la ira” (Proverbios 15:1)

 

Vístete decorosamente.

Como mujer virtuosa y dama de la casa, debes vestirte con pudor, tanto dentro como fuera de ella. Tu apariencia siempre debe ser honrosa, respetable, decente, recatada y no insinuante.

No deberías usar escotes, ni ropa provocativa, porque puedes llegar a ser piedra de tropiezo para otros hermanos en la fe y aún para los hombres inconversos, tu virtud y belleza vienen de tu carácter interior y no de tus vestidos ni ornamentos.

Esto fue lo que enseñaba el apóstol Pablo cuando decía: “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad (1 Timoteo 2:9-10).

 

Se fiel a tu esposo.

Debes ser fiel a tu esposo en tu corazón y en tus pensamientos. Ten ojos solo para él, honrando así el pacto que hiciste delante de Dios cuando te casaste, ya que la fidelidad a tu esposo primeramente es tu fidelidad a Dios.

La fidelidad a tu marido y a tu familia es una muestra de respeto, obediencia y verdadero amor hacia Dios.

 

Ten sabiduría con las finanzas.

Tú como mujer sabía que edifica su casa debes ser responsable con la administración de las finanzas, este es tu aporte a la economía familiar y este aporte es de suma importancia no solo para tu esposo sino para toda la familia.

Debes ahorra y no malgastar, ser prudente y no impulsiva, controlarte y tener dominio propio a la hora de tomar decisiones que tengan que ver con la finanza familiar, debes manejar muy bien las prioridades y contribuir con la estabilidad financiera de tu hogar y tu familia.

 

Reconoce la autoridad de tu esposo.

Es necesario que reconozcas la autoridad de tu marido sobre todo delante de otras personas, principalmente delante de los hijos (en caso de que los tengan).

Es un gran error exponer los defectos, las faltas y las debilidades de tu esposo delante de otras personas, ya sean familiares, hermanos en la fe, amigos o compañeros de trabajo. Es importante para la estima del hombre que sus virtudes y sus aciertos sean reconocidas, especialmente de parte de su esposa.

 

Se atenta y cuidadosa con tu esposo.

La esposa debe esforzarse por atender a su marido dentro y fuera del hogar. Dependiendo de tus habilidades y de los gustos de tu esposo, debes demostrarle tu amor mediante los detalles que tienes para con él.

Si trabajas fuera de la casa, es posible que no dispongas de mucho tiempo, sin embargo, debes aprovechar las pequeñas oportunidades para atenderlo (Ejemplo: cocinar su comida favorita, mantener su ropa limpia y ordenada, preparar su postre preferido, etc.)

 

Forja en ti el carácter de Cristo.

Como creyente debes mostrar o exhibir en ti el carácter de Cristo, más aún delante de tu esposo, para ello es necesario que trabajes a diario en tallar como un escultor tu personalidad y temperamento.

Es muy importante que se refleje el carácter de Cristo en ti sobre todo en tu trato con él, cuando estas bajo presión y más aún cuando tu esposo necesita de tu apoyo.

Pídele a Dios su gracia, sabiduría y fortaleza. Esto es de mayor importancia si tu esposo no es creyente, pues así lo enseñaba el apóstol cuando decía: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa” (1 Pedro 3:1-2)

 

Carmen Teresa Hernández

Directora y profesora de Biblia y Teología en el Instituto Bíblico de Bournemouth-Inglaterra. Egresada del Instituto Bíblico IBIC y Global University de las islas Canarias.

Junto a mi esposo el Pastor Walter Zambrano llevamos la hermosa obra Casa del Alfarero para la Gloria de Dios.

Anterior
Anterior

SEÑOR ENSEÑANOS A ORAR