No mires atrás

Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sion. (Salmos 137:1)

Este salmo es bastante familiar, por lo menos este versículo. Es el llanto de angustia de los exiliados que habían sido raptados de su amado país y forzados a vivir en otro lugar. Podemos oír su tristeza, su confusión y su dolor. Estoy bastante segura que muchos de nosotros también podemos entender este dolor porque lo hemos sentido o lo estamos viviendo ahora. Igual has tenido que irte de tu hogar dado a circunstancias fuera de tu control, igual has perdido a alguien o algo y ahora te sientes totalmente perdido o igual simplemente nunca has encontrado tu lugar. La vida está llena de cambios y muchas veces esto nos descoloca, incluso cuando el cambio sea bueno.

Al leer este salmo me acordé de 2 pasajes que fueron escritos justo para los exiliados que lloraban al lado del río de Babilonia. Uno escrito por el profeta Jeremías y el otro por Isaías. O sea, son la respuesta de Dios a su situación (que no debemos olvidar fue causado por su pecado y desobediencia hacia a Dios).

5 Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos. (Jeremías 29:5)

11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis; porque en su paz tendréis vosotros paz. (Jeremías 29:11)

18 No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. 19 He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad (Isaías 43:18-19)

Si estás pasando por un momento en que te sientes como si estuvieses viviendo en Babilonia los quiero animar y exhortar… “No mires atrás”… Mira a Dios. (Lo estoy viviendo en este momento en mi vida y he entendido por fin que anhelando el pasado no ayuda). Hermanos no somos ciudadanos de nuestra ciudad natal, ni de donde hemos decidió vivir después… Somos ciudadanos del cielo. No debemos ser definidos por nuestro trabajo o nuestros seres queridos ...somos hijos de Dios. No debemos ser víctimas de nuestras circunstancias sino más que vencedores en Cristo, el victorioso.

Cuando dejamos de mirar el problema o los sentimientos y miramos a Dios, empezaremos a realmente confiar en él. Las israelitas en Babilonia no sabían lo que pasaría, pero nosotros sabemos que Dios cumplió sus promesas. No sabemos qué pasará en nuestras situaciones tampoco, pero sí sabemos que Dios es Todopoderoso, bueno y que Él tiene un plan. Nuestra parte es pedirle que nos perdone por nuestra mentalidad carnal y que nos da la mentalidad espiritual de un ciudadano del cielo que somos, y esperemos confiando, con esperanza y paz.


Mira hacia adelante.

Mantén tu mirada puesta en Jesucristo, Él es el único que te llevará a un puerto seguro y te ayudará a continuar siempre hacia adelante.

Siguiente
Siguiente

ES NECESARIO QUE SUCEDA